Archivos Mensuales: enero 2014
Poemas de Juan Gelman, el que no se ha ido.
A mí me han hecho los hombres que andan bajo
el cielo del mundo
buscan el brillo de la madrugada
cuidan la vida como un fuego.
Me han enseñado a defender la luz que canta conmovida
me han traído una esperanza que no basta soñar
y por esa esperanza conozco a mis hermanos.
Entonces río contemplando mi apellido, mi rostro en
el espejo
yo sé que no me pertenecen
en ellos ustedes agitan un pañuelo
alargan una mano por la que no estoy solo.
En ustedes mi muerte termina de morir.
Años futuros que habremos preparado
conservarán mi dulce creencia en la ternura,
la asamblea del mundo será un niño reunido.
Claro que moriré y me llevarán…
claro que moriré y me llevarán
en huesos o cenizas
y que dirán palabras y cenizas
y yo habré muerto totalmente
claro que esto se acabará
mis manos alimentadas por tus manos
se pensarán de nuevo
en la humedad de la tierra
yo no quiero cajón
ni ropa
que el barro asuma mi cabeza
que sus orines me devoren
ahora
desnudo de ti
Oración de un desocupado
Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
de “Violín y otras cuestiones” Lee el resto de esta entrada
Juan
por Eduardo Galeano
Hace poquitos días, hablando del gordo soriano y del negro fontanarrosa, dije, o más bien comprobé: –A veces, la muerte miente.
Y ahora, lo repito: miente la muerte cuando dice que juan gelman ya no está. El sigue vivo en todos los que lo quisimos, en todos los que lo leímos, en todos los que en su voz hemos escuchado nuestros más profundos adentros. Nunca encontraremos palabras que expresen nuestra gratitud al hombre que fue muchos, al que fue nosotros y nosotros seguirá siendo en las palabras que nos dejó.
Actualizan normas sobre la entrega de tierras en usufructo
Estas normas se recogen en el Decreto Ley No. 311 \»Modificativo del Decreto Ley No. 300\» y el Decreto No. 319 \»Modificativo del Decreto No. 304\», publicados en la Gaceta Oficial Extraordinaria No.4, y citados hoy por el diario Granma.
En estos casos, las solicitudes se someterán a la aprobación del Delegado o el Director provincial de la Agricultura, y el Delegado del Municipio Especial Isla de la Juventud, según corresponda.
Las normativas publicadas precisan, además, que las autorizaciones serán otorgadas en aquellos municipios donde solo existan Cooperativas de Crédito y Servicios o en los casos en que las granjas estatales con personalidad jurídica, las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) estén ubicadas a más de cinco kilómetros de las áreas solicitadas en usufructo. Lee el resto de esta entrada
Ordenanzas de la ciudad, otro «amarre» para los cuentapropistas?
Hacer amarras, sujetar, amarrar…, no son la misma cosa si se dicen en Cuba o en Hong Kong. En Cuba, amarrar, al margen de la Realísima Academia de la Lengua Española, se entiende por retener a alguien usando artes oscuras, brujería, en fin, con todo lo que implica.
En la santería, los amarres se hacen con el nombre o la foto del «presunto» amarrado, aunque tienen formas variadas. Uno de los más frecuentes, dice:
«En un vaso de agua se mete una vela encendida y esta agua se endulza con
dos cucharadas de azúcar. Se escribe en un papel el nombre del que se quiere endulzar y se mete en el agua. Se conseguirá de él lo que se desee. La obra se hace en nombre de Changó».
No es, empero, ese amarre pasional y urgente el que hoy conjura la ciudad de Guantánamo para sus más de 12 mil cuentapropistas, sino el otro, el inmovilizante y molesto. Lee el resto de esta entrada
La revolución de las portañuelas
Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)
“Para la verdad es un triunfo suficiente que la aceptemos pocos, pero buenos, su esencia no consiste en complacer a todos…” Diderot
Recuerdo el momento exacto en que escuché por primera vez del asunto, tendría yo 22 años y estaba sentado en el piso de una beca estudiantil en La Habana cuando alguno de los que como yo estaba invitado a ese evento de jóvenes, contó la primera versión. Tenía aires de rebelión y para mi espíritu rebelde fue como una inyección de adrenalina, algo me hizo escuchar atentamente y prometer que si alguna vez tenía la oportunidad, llegaría al fondo del asunto, escribiría algo sobre la revolución de las portañuelas. Hoy cumplo esa promesa pero sin mucha pretensión, seguro estoy que habrá otras miradas sobre el asunto más exactas que la mía.
Hace algunos años en la Universidad de Oriente…
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La tarde del sismo en Guantánamo…
No se asusten. Este texto lo escribí en marzo del 2010, luego de un sismo que «removió» el Guaso con sus 5.5 de intensidad en la escala de Richter y provocó algunas afectaciones en las viviendas, unos pocos lesionados entre los cuales un niño de Caimanera fue el más conocido pues recibió la visita de Raúl Castro Ruz, ya atendido y enyesado, y muuuuuchooos ataques de nervios. A raíz de los movimientos telúricos de los últimos días, un amigo lo pidió, y acá está.
Nadie sabe qué hará durante un sismo hasta que ocurre. Será el instinto quien guíe al cuerpo, al menos en los primeros instantes; así podamos recitar de memoria las medidas orientadas por la Defensa Civil en casos de desastres.
Normalmente, cuando nos preparamos, nos asemos a nuestro propio cuerpo, acuclillados como en el vientre materno, con la cabeza entre las piernas y las manos tratando de resguardarnos del cielo –como orientan los entendidos- todo ha pasado.
Claro, sin experimentarlo, los hay que se precian de bien informados, privilegiados por el conocimiento de la necesidad de conservar la calma, alejarse en lo posible de las edificaciones y cables eléctricos, llevar agua, tener a mano el radio para escuchar los informes, no olvidar los medicamentos, alguna comida.
Pero la verdad, para quienes lo vivimos, es que en ese instante sólo podemos hacer lo posible, lo que dejen los nervios, el sentimiento de abandono obligado ante una situación que no podemos cambiar, de la cual es imposible alejarse.
Y es que todo tiembla. En las viviendas más costosas o en las más humildes, dentro de cuatro paredes de cartón o de cemento, bajo techo o en descampados, en sitios altos y bajos. No vale, en estos casos, asegurar puertas y ventanas, como ante un huracán; de nada sirve un refugio, ni moverse hacia sitios elevados…
Después, viene el pánico en serio. En mi barrio, luego del sismo de 5.5 grados en la escala de Richter que sacudió violentamente la calma habitual del sábado, vi hombres llorando al descubierto, mujeres que asían a sus hijos, familias enteras que ante el desasosiego sólo pudieron tomarse de la mano.
Muchos salieron a la calle. Nosotros también, aunque admito que el movimiento me paralizó en el asiento, a mitad de un libro, y sólo reaccioné cinco minutos después. Como siempre a esas horas, mi abuela se afanaba en la cocina, así que el sismo la agarró con la sartén por el mango, humeante el aceite con los chicharrones. No lo soltó, y la verdad no lo esperaba. Mi abuela es la calma en persona. Una temeraria de 79 años.
Mis tíos y primos son otra historia. Hubo desde palidez hasta ataques de pánico y un desmayo. Todavía hay de los primeros cada vez que la casa vibra al paso de un camión pesado o algún golpe resuena en la pared de los vecinos.
Y hasta una que a la llegada inminente de las horas de sueño, se quedó la ropa y los zapatos en el cuerpo, preparó un espacio entre una lavadora, equipada según dijo con cuatro panes, un pomo de agua, una lata de puré de tomate y una manta para resguardarse del techo, y una máquina de coser; y vigiló a media luz el latir de los estantes, toda la noche. Lee el resto de esta entrada
Otra visión de los cambios en Cuba: El modelo cubano se actualiza pero el salario inmoviliza
Por Oscar Figueredo Reinaldo (Capítulo Cubano)
Y es que ambas regulaciones parecen estar signadas por la ley del mercado, y en el caso específico de Cuba por la del mercado “paralelo, informal o negro”, como se si se desconociese por completo la función que debe y tiene que cumplir el Ministerio de Financias y Precios, órgano estatal que debe normar las cuotas a pagar teniendo en cuenta el ingreso medio de nuestra sociedad. Es por ello necesario analizar ahora un tema bien complejo para todos los cubanos y es el salario. Lee el resto de esta entrada
El día que matamos la espera
tomado de El Microwave…porque está genial y porque me da la gana, vaya…jejejeç
Para decirlo pronto, la espera es un arte en decadencia. Hoy día cada vez queda menos gente que sepa esperar. Acá en Cuba no llega el 3G y los servicios de datos por telefonía celular pero ya se han instalado los sms, las llamadas perdidas y su enrevesado código (una perdida sí, dos no, una perdida voy llegando, dos perdidas aguanta que me queda aún, una perdida pienso en ti, silencio estoy ocupado y/o no tengo cabeza para estas tonterías ahora…las variantes son infinitas).
Decía que la gente ya no sabe esperar, que aquel misterio de la espera, triste o feliz, pero siempre hermoso, ha cedido paso a la urgencia de saberlo todo en tiempo real. Ya la gente no sueña con un probable encuentro, ahora concierta la cita por el chat de Facebook, y el día de verse se envía un sms cada una hora para confirmar el encuentro hasta
llegar a ese sms supremo de “voy en camino” (¿¡¿¡¿¡si ya quedaste a una hora y vas efectivamente en camino, para qué carajo lo mandas?!?!?). La tecnología ha aniquilado el placer de la incertidumbre, ha matado un montón de reproches tan caros a cualquier relación; se vive actualmente en un estado tal de planificación que el día menos pensado recibiremos un sms con un mensaje como este: “cuando salgas del baño búscame que estoy debajo de la sábana, en la cama de tu cuarto”.
Yo la verdad quisiera a veces darle un descanso al dichoso móvil que ha venido a trastocarlo todo, tomarme una temporada larga de sorpresas, de decepciones, poner a prueba el azar y ver si efectivamente soy un tipo con suerte o solamente alguien que conoce a muchas personas conectadas a los mismos aparatos que yo. Quisiera lanzar un impulso electromagnético que nos dejara por un tiempo libres de cualquier dispositivo que destruye la casualidad. Me gustaría apagar ahora mismo mi celular y no prenderlo en demasiado tiempo. Les juro que si no estuviera esperando ese sms superimportante empezaba ahora mismo.
Cuba y EUA se sientan a dialogar después de tres años
tomado de la BBC
Representantes de Cuba y Estados Unidos sostendrán conversaciones migratorias en La Habana, programadas para este jueves, en lo que podría ser una señal de acercamiento entre los dos países que no mantienen relaciones diplomáticas desde hace décadas.
Esta será la primera vez desde 2011 que ambas naciones dialogan al respecto. Aunque la agenda es la migración, estas reuniones algunas veces han servido para abordar diferentes temas.
No se espera un gran acercamiento, pero el reinicio del diálogo podría ser una señal de la voluntad de ambos gobiernos de intercambiar ideas en áreas de interés mutuo.
Las conversaciones estaban programadas para suceder cada seis meses pero fueron interrumpidas por Washington tras la detención en Cuba del contratista estadounidense, Alan Gross, que cumple una condena de 15 años de cárcel por lo que el gobierno de la isla considera crímenes contra el Estado.
Juaniquita, va a llover*
Castillo decía que cuando la herida de la espalda comenzaba a molestarle venía lluvia seguro. Y acertaba, o por lo menos cada vez que lo oía decirlo entre dientes, acertaba, y la tarde se ponía oscura y cerrada, así la predicción fuera dicha mientras, afuera, el sol doraba las piedras.
Castillo, que era como la noche oscura y tenía una sonrisa de luna llena, creía también que los seres más extraños podían bajar de las lomas cuando cesaba la lluvia y en esos días prefería quedarse con su tabaco sentado, tranquilamente, en la sombra del secadero de café de aquel pueblo campestre de Yateras.
A mi abuela, guajira dura de tanto arar y recoger café en los campos, se lo anunciaban los huesos, que comenzaban a restregarle los años y la dureza del trabajo labriego, entonces ese día regresaba más temprano de la finca y ponía al fuego la sopa para calentarse el cuerpo. Lee el resto de esta entrada