Archivos Mensuales: febrero 2017
De mí para ti
Ella antes le regalaba poemas. Los buscaba, los cazaba, y los escribía luego en una postal hecha a mano, apilando las palabras, con la mejor caligrafía posible, solo para sus ojos. Ella le grabó en su voz, un programa de radio que cualquier editor que se respete hubiera desmembrado sin piedad, a fuerza de corregir tanto amor repetido. Ella, de a poco, guardó como un tesoro canciones que les gustaran a los dos, la banda sonora de sus vidas -Tu reputación, Suavecito-, y se la regaló también, impresa en algún disco que seguro no existe. Ella le regaló el amor despacio, el respirar, los olores del cuerpo, ella le regaló la importancia de regalar, de acordarse. Ella le dio lo que era y lo que no. Le dio cada palabra que escribió en aquellos años. Cada idea, cada buen decir. Ella le regaló sus sueños, su idea del amor eterno, su ideal de vejez, siempre juntos. Pero pasó el tiempo, y las heridas, y los dolores. Ella ahora solo le compra un perfume, un par de medias, un pulover, y se da por vencida.Pero nada importa. Lo ama todavía.
Decir, pensar, hacer
En estos días hay evento de jóvenes periodistas en La Habana, un encuentro que a estas alturas tiene como mayor mérito el de repetirnos las verdades, los unos a los otros, o por lo menos todos para quienes quieran escuchar, y de ser un pretexto también para volvernos a ver, para volver a caminar Cuba de punta a cabo, o casi, para no olvidar a los pinareños y a los grandes muchachos de la isla de la juventud.
Yo hubiera querido estar allí. Me tocaba pero no pude. Otra joven de lengua dura fue en mi lugar pero no puede hacer nada con la nostalgia, con las ganas de ver a los amigos, de bailar, de pasar las noches en vela.
Al evento lo busco en la prensa, pero no está, o por lo menos eso que leo no se le parece, aunque me suene el nombre…. No sé por qué razón, pero no hay peores coberturas de prensa que las que nos hacemos a nosotros mismos, a nuestros congresos, a nuestros plenos, a nuestros espacios.
La mayoría de las veces parecemos como una banda de papagayos muy bien arreglados para la ocasión de descubrir el agua fría, como si de pronto se empañara nuestro reflejo: las declaraciones más suaves, más gentiles, más conformistas, salen a la luz así hayan tenido que sacarse con pinza del hervidero.
Advierto: no es la primera vez que me pasa, y hago más. Advierto que lo que hay, lo que siempre habrá cuando se juntan mentes jóvenes, emprendedoras, inteligentes, es siempre mucho más de lo que se ve, de lo que sale en nuestros medios. Es un sinsentido, lo sé, como el cocinero que se queja de su propia comida. Lee el resto de esta entrada