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Ni iguales ni parecidos
A falta de estrategias mejores, a falta de un programa que no hieda a chamusquina a kilómetros de distancia, cierta sección de los nuevos disidentes ha encontrado como sostén a las ayuditas que les manda Obama a sus programas, partidos, fundaciones, frentes…., para la liberación de Cuba, o Cuba Libre…., las contribuciones que, desde el exterior, soportaron parte de nuestras guerras de liberación.
Los ejemplos más llevados y traídos son, por supuesto, Martí y sus amplios periplos recolectando fondos sobre todo entre los tabaqueros del sur de Los Estados Unidos, y Fidel y la ayuda que también recibió de mucho cubano con ansias de libertad que estaba en el exilio o en la diáspora.
La comparación pudiera y, seguro, funciona para los poco entendidos o para quienes asienten desde el oido, la vista bombardead de tanta falacia, sin molestar demasiado al pensamiento. Para el resto, siquiera para los que guardan la memoria, es otra historia mal contada.
Las revoluciones que se hicieron con el dinero de los tabaqueros de Tampa, con el de los amigos cubanos que se fueron huyéndole a la dictadura sangrienta o sangraban de alma desde la lejanía ante tanto joven muerto, ante tanta desaparición, alevosía…, crecieron a costa del sacrificio de todos, los de afuera y los de adentro.
No se hacía la Revolución lucrando con el dinero de la Patria, más bien se engordaba con las privaciones. De Martí, se elogiaba su extremo cuidado en el manejo de los fondos, y en tiempos de la Generación del Centenario sobran los ejemplos de quienes se quedaron sin nada, de quien vendió su empleo, sus medios de vida, renunció a las comodidades, para comprar armas, pertrechos que subían luego a la Sierra abrazados al cuerpo generoso de los mensajeros. Lee el resto de esta entrada