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Tarifa eléctrica, directo al pecho…
Acaba de llegarme la factura de la electricidad del mes y casi, casi me da un infarto. La cifra me la guardo para que no puedan usarla contra mí cuando hable de ahorro -que bastante digo- aunque en mi defensa puedo asegurarles que el sobregasto, que el sobreconsumo no se debe para nada a despilfarro.
Como a mí, a decenas de personas que conozco la llegada de ese papelito le provoca síntomas parecidos desde que,]con el objetivo de cerrar la llave y motivar el ahorro desde el susto, se cambió la tarifa eléctrica a un nuevo sistema que nos saca el quilo.
En la Mesa Redonda donde se anunció el cambio, recuerdo, se dieron algunas estadísticas que concluyeron en que la medida no afectaría a la gran mayoría de los cubanos, de acuerdo al promedio de consumo nacional.
Ahora, pensándolo bien y con el cambio de los viejos metrocontadores por otros electrónicos que miden «hasta la sonrisa», no creo en que esa estadística fuera muy exacta.
Primero, porque ya se sabe por estudios que por lo menos un 10 por ciento de toda la energía consumida en un hogar no era medida por los metros que eran mayoría entonces. Lee el resto de esta entrada