!A quemar el diablo!
Tengo los mejores recuerdos del Festival del Caribe, y de la Casa del Caribe que conocí bajo la batuta fuerte y silenciosa de Joel James Figarola. Y eso que nunca pude colarme entre los corresponsales que, desde el caliente Chago, cada año se multiplican para cubrir, para los más disímiles espacios, todo lo que acontece en la caribeña fiesta.
Por eso, me encantó la noticia de que el presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (Uneac), Miguel Barnet, propusiera declarar al Festival Internacional del Caribe como Patrimonio Cultural de la nación, cuando estamos a las puertas de la edición 33 de la celebración que busca confluencias entre las culturas del Caribe insular y continental.
Barnet, dice la note de prensa, elogió la riqueza multicultural de Colombia, que se pondrá de relieve en las sesiones teóricas y presentaciones artísticas por ser el país a cuya porción caribeña se dedicará este nuevo jolgorio, del 3 al 9 de julio venidero.
La fiesta, es la primera que se da luego de los estragos del Huracán Sandy, que motivó la llegada hasta Santiago de mucha ayuda humanitaria proveniente, en parte, de naciones caribeñas.
Sólo es una lástima que los guantanameros hayamos perdido esa sede compartida que, luego de que saliera de la Universidad de Oriente y dijera un adiós definitivo a mis andares por la tierra caliente, me devolvió la esperanza de poder disfrutar, desde mi suelo, de esas maravillosas propuestas que enaltecían el concepto de cultura en tanto arraigo de haceres y decires de nuestros pueblos.
Publicado el abril 23, 2013 en Lo mío primero..., Uncategorized y etiquetado en caribe, caribeño, Cuba, cultura popular, diablo, festival, joel james figarola, religión, santiago de cuba, tradición. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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